Reseña #116: Amanecer en la Cosecha ; 9/10
Vuelven los Juegos del Hambre. Vuelve el Vasallaje de los Veinticinco. Estoy un poco on fire con las lecturas, ¿no? Dos reseñas seguidas, novelas leídas en poco tiempo... Ni que hubiera vuelto al instituto. Creo que me estoy volviendo a organizar lo suficiente como para leer en el bus y avanzar con los libros. ¡Ahora sólo falta escribir! Espero que pueda acabar la tercera novela rapidito para comenzar con nuevos proyectos, que tengo muchísimas ganas. ¿Leéis libros independientes o de autores pequeñitos?
Autor: Suzanne Collins
Editorial: Molino
Año de publicación: marzo 2025
Año de la presente edición: 2025
Título original: Sunrise of the Reaping
Traductor: Pilar Ramírez Tello
ISBN: 978-84-272-4842-7
Género: Ciencia ficción. Distopía.
Pertenece a: Los Juegos del Hambre (#5)
Secuela:
Resumen
Cuando te roban todo lo que amas, ¿queda algo por lo que luchar?
Amanece el día de los Quincuagesimos Juegos del Hambre y el miedo atenaza a los distritos de Panem. Este año, en honor al Vasallaje de los Veinticinco, se llevarán de sus hogares al doble de tributos.
En el Distrito 12, Haymitch Abernathy intenta no pensar demasiado en sus probabilidades. Lo único que le importa es que se acabe el día para poder estar con su chica.
Cuando anuncian el nombre de Haymitch, todos sus sueños se rompen en pedazos. Lo separan de su familia y de su amada, y lo envían al Capitolio con los otros tres tributos del Distrito 12: una amiga que es casi como una hermana pequeña para el, un chico obsesionado con analizar apuestas y la chica más estirada de la ciudad. Cuando empiezan los Juegos, Haymitch comprende que en el Capitolio quieren que fracase. Sin embargo, algo dentro de el desea luchar…
y que el eco de esa lucha llegue mucho más allá de la mortífera arena.
Opinión personal
Cuando en 2009 comencé a leer Los Juegos del Hambre, uno de los primeros personajes que más captó mi atención fue ese estrafalario, extraño, alcohólico y zalamero mentor del Distrito 12, ese personaje que no sabes cómo consiguió salir vivo de sus Juegos porque, de primeras, te parece un inútil. Su evolución a lo largo de la trilogía es espectacular y se convierte, ya al final del primer libro, en uno de mis favoritos.
Por eso mismo, que Suzanne Collins haya decidido sacar una novela que cuente su trágica historia no sólo me ha hecho muy feliz y me ha dado un hype bestial, sino que sabía que iba a destruirme emocionalmente. Aunque, creo, que no lo esperaba con tanta fuerza.
Amanecer en la Cosecha es una novela impresionante, con una historia que -aunque me ha encantado, le he visto algún fallo- te muestra la crueldad del Capitolio, el dolor que tuvo que pasar Haymitch y, sobre todo, te confirma que el Presidente Snow es un ser malvado, cruel y frío, y que siempre lo fue.
Desde que leí por primera vez Los Juegos del Hambre, supe que la forma de escribir de Suzanne Collins me iba a gustar. Aunque es detallista, su pluma se caracteriza por ser dinámica, sencilla y ágil. Comienzas a leer y, cuando te das cuenta, ya has devorado 200 páginas en menos de dos horas. ¿Por qué? Porque sabe engancharte, sabe cuándo cortar los capítulos, cómo terminarlos para que continúes leyendo, y sabe qué palabras utilizar en cada ocasión para que la lectura resulte refrescante. Sin duda, creo que es una de las autoras que leo con mayor rapidez. También he de decir que una de las razones por las que me gusta tanto es que, cuando tiene que ser cruda y cruel, lo hace increíblemente bien. Tiene escenas tan dramáticas y descarnadas que parece que se te clava un cuchillo en el pecho cada vez que las lees. Os sugiero que no leáis este libro en público en ciertos momentos, porque llorar en el transporte no siempre deja buena impresión.
El momento en el que se nos rompió el corazón nos pertenece sólo a nosotros.
El punto positivo más importante de toda la reseña es, sin ningún tipo de duda, Haymitch Abernathy, nuestro querido protagonista. Si ya me gustaba en la trilogía original, ahora lo quiero con toda mi alma. Lo conoces con 16 años y le coges cariño al instante; sufres con él todas sus desgracias y su mala suerte, mientras ves cómo, lentamente, se va convirtiendo en el personaje que nos mostró por primera vez en Los Juegos del Hambre. Él fue la razón por la que quise leer este libro. Y es que no solo logras empatizar con él —porque la historia y el personaje son geniales—, sino que la nostalgia hace que todo lo que le ocurre duela aún más. Vuestros corazones van a sufrir muchísimo, pero os recomiendo que os dejéis hacer daño, porque merece mucho la pena.
Pero no solo tenemos a Haymitch como personaje destacado. Suzanne Collins tiene la habilidad de crear personajes secundarios que luego se vuelven icónicos. Ya pasó con Rue y con Finnick, pero sobre todo con el Presidente Snow, quien incluso terminó teniendo su propio libro —cosa que me hizo felicísima—. Estos personajes son entrañables, crueles, ingeniosos, curiosos y, en verdad, bastante interesantes. Muchos apenas aparecen durante unas pocas páginas, pero te dejan una pequeña huella en el corazón.
Y dice: “Me lo prometiste”. Con eso, me condena a vivir.
En cuanto al argumento, creo que es bastante interesante y aporta mucha información sobre el universo de la trilogía, gracias a lo cual se comprenden mejor varios aspectos de la obra original. Aunque no es innovador, considero que lo importante de este libro no es tanto que sorprenda a nivel narrativo, sino a nivel emocional, ya que estamos aquí para conocer la historia de Haymitch. El tema de los Juegos, de cómo funcionan, del Capitolio, etc., ya lo conocemos de sobra; no es lo relevante en este punto.
El segundo mayor punto positivo ha sido el final. Es totalmente demoledor, como si te arrancaran el corazón del pecho y lo pisotearan con saña. Todo lo que ocurre en unas cincuenta o cien páginas es demasiado: no vais a poder contener las lágrimas, sin importar dónde estéis. Ya sea en el bus, en casa, en el trabajo... Si leéis el final, vais a llorar como verdaderas magdalenas. Pero es maravillosamente triste.
No hay verdaderos puntos negativos en la historia, más bien aspectos que no me entusiasmaron demasiado, pero que apenas influyen en mi opinión general sobre la novela. El primero es que la trama —el tema del Vasallaje, el funcionamiento de la Arena, etc.— me recordó demasiado a lo que ya vimos en En Llamas. A ver, también es comprensible, pero como no hay nada realmente “novedoso”, todo el peso de la novela, la responsabilidad de que funcione, no recae tanto en la historia en sí o en el argumento, sino en los personajes.
No permitiré que mis lágrimas les sirvan de entretenimiento.
También me pasó que hay un exceso de caos en la Arena, lo que en algunos momentos llegó a confundirme. No terminé de imaginar con claridad la estructura ni el terreno de la Arena, porque había tal cantidad de información que me resultó difícil organizarla mentalmente. Tened en cuenta que esto puede deberse más a mí que a la novela en sí, así que lo considero un punto negativo bastante subjetivo.
Amanecer en la Cosecha me ha parecido una experiencia increíble. Tiene sus cosillas, como que no aporta mucho nuevo a nivel de trama o que la Arena a veces es un caos difícil de imaginar, pero son detalles que, sinceramente, no pesan demasiado. Lo que realmente importa aquí son los personajes, y ahí es donde Suzanne Collins lo clava, como siempre. Haymitch es el alma de la historia, y su viaje es tan duro como emocionante. Te rompe por dentro, pero de esa forma en la que te encanta sufrir. Este libro no solo amplía el mundo de Los Juegos del Hambre, sino que te hace querer releer toda la saga con otra perspectiva. Así que si os gusta este universo y estáis listos para que os duela un poquito (o mucho), no lo dudéis: leedlo, porque de verdad merece la pena.