¿Qué vemos hoy? #51: El bosque de los suicidios 3/10

Sara es una chica estadounidense que busca a su hermana gemela desaparecida en el bosque Aokigahara, a los pies del Monte Fuji en Japón. A pesar de las advertencias de todo el mundo para que no entre en el bosque, la joven acaba yendo para descubrir la verdad sobre lo sucedido y averiguar el destino de su hermana. Sin embargo, se tendrá que enfrentar a almas atormentadas y muertos que se aprovechan de cualquier persona que vaga por ese bosque.

Lo mejor que tiene esta película es, sin duda, la ambientación y la base del argumento. Obviamente, como nos dice el título mismo de la película, todo sucede en Aokigahara, el famoso Bosque de los Suicidios de Japón. Me ha gustado especialmente cómo han representado la leyenda y la historia del bosque durante toda la película. Desde el principio, se nos han dado datos verídicos sobre él que hacen espeluznante la historia. Para poneros en situación (esto no es spoiler porque aparece en Wikipedia), Aokigahara es el lugar en el que más gente se ha suicidado de Japón y el segundo del mundo, después del puente Golden Gate en San Francisco. Según la historia, en el siglo XIX, cuando el país estaba pasando por fuertes hambrunas y epidemias, las familias más pobres abandonaban a sus hijos y a los ancianos a los que no podían alimentar. A raíz de esto, se han construido leyendas que cuentan que el bosque está maldito, lleno de fantasmas furiosos y demonios de la mitología japonesa, y, además, hay poemas con un milenio de antigüedad que los verifican. Actualmente, sigue siendo un lugar predilecto para suicidas, pero las autoridades han colocado carteles disuasorios y realizan patrullas para localizar cadáveres o posibles suicidas. Todo esto que os acabo de resumir se muestra en la película de forma muy fiel, te cuentan la leyenda y la importancia que le dan los japoneses a la superstición. En este aspecto, la película es de diez. Este tipo de escenarios, una vez que conoces la historia, se vuelven más siniestros de lo que ya son y son lugares perfectos para una buena película de terror psicológico y sobrenatural.

Otro aspecto, aunque este no es que sea un punto excesivamente positivo, que me gustó fue la interpretación de la actriz principal: Natalie Dormer. Me pareció que hice muy bien su papel y, a pesar de que su personajes es uno de los mayores clichés de la historia del género de terror, tuve la sensación de que lo hacía bastante llevadero para los espectadores. Sinceramente, he visto muy pocos trabajos de esta mujer (no, no he visto Juego de Tronos), pero es una actriz que me gusta y  me parece que va a tener mucho futuro de aquí en adelante. También me gusta la interpretación y el personaje que lleva Yukiyoshi Ozawa, porque, dentro de los cliché, es el que más cabeza tiene. Es el único personaje que hace caso de las normas, algo que, por lo general en estas películas, no suele hacerse. 

Me ha dado muchísima rabia que esta película tuviera tantos contras. De verdad. Primero de todo, no aprovechan el espacio y la historia de la película. Básicamente, dejan de lado la parte psicológica que creemos vislumbrar al principio para convertirlo en la típica película de sustos. Lo siento, señores de Hollywood, pero hace ya años que a nadie le asustan de verdad los screamers, ¿por qué continuáis igual? Para esta película teníais una historia real buenísima, uno de los mejores escenarios posibles para desarrollar un terror psicológico y buenos actores para mejorarlo, ¿qué más queréis? De verdad, qué coraje me dais.

¿Y sabéis qué más cosas odio de estas películas? Que nadie hace caso al que sabe. Como ya he dicho, Yujiyoshi Ozawa interpreta al único personaje con dos dedos de frente y éste, a pesar de haber advertido reiteradamente que siguieran las indicaciones y le hicieran caso (puesto que es el que más ha estado en el bosque y mejor lo conoce), nadie le hace ni caso. Vale, puede que si los personajes no fueran tan inútiles no habría película, pero es que es de cajón que, si vas con un guía, hagas caso al guía. Sin embargo, el personaje que interpreta Natalie, Sara, es desesperante. Con el rollo de "sé que mi hermana está viva y tengo que encontrarla" acaba haciendo lo que le da la gana, ignorando las advertencias de todo el mundo y cayendo en lo que le decían que no cayera. Os lo juro, cada vez que hacía algo que no debía en mi cabeza sólo aparecía una palabra: estúpida.

Otro cosa que, más que miedo, me hacía gracia, fue la forma en la que representan a los espíritus malignos que Sara se va encontrando por el camino. Me recordaba muchísimo a la caracterización que hay en películas de Serie B o a la niña del pozo de la versión americana de The Ring. No se veían reales y parecían sacados de algún tipo de fantasía o muerte violenta, cuando en realidad es gente que, aunque atormentada, ha encontrado la muerte a través del suicidio. La verdad es que la forma en la que aparecen los espíritus termina por desconectarnos completamente de la película.

En conclusión...

El bosque de los suicidios no es una película que yo os vaya a recomendar, casi prefiero que veáis Megalodón porque, al menos, os echaríais unas risas. Sinceramente, creo que este estilo de películas estaría mejor en manos de un director japonés. El terror japonés es muy diferente al nuestro y, a decir verdad, el rollo psicológico/paranormal lo llevan de miedo (valga la redundancia jaja) y siempre consiguen que el espectador se sienta incómodo viendo sus películas, ejemplos perfectos de esto son The Ring, El grito o La maldición, las tres grandes y de las más conocidas películas de este género. Si no las habéis visto, por favor, hacedlo, pero tened en cuenta que, si no os gustan las de miedo, tal vez no sean las mejores para vosotros. En cuanto a esta que estoy reseñando, no merece la pena verla. Es un poco entretenida, pero nada más y, sinceramente, se acaba haciendo larga. Es mejor que os busquéis otra si queréis disfrutar de unas buenas pesadillas por la noche.