Reseña #42: Las Puertas de la Casa de la Muerte 9/10

Traductor: Enric Tremps y Miguel Antón Rodríguez

Debilitado por los acontecimientos en Darujhistan, el Imperio de Malaz se halla al borde de la anarquía. En el vasto dominio de las Siete Ciudades, en el desierto Santo Raraku, la vidente Sha'ik y sus seguidores se preparan para el Torbellino, la sublevación profetizada desde hace mucho tiempo. Estallará uno de los conflictos más sangrientos de su historia y surgirán nuevos destinos y leyendas... 

En las minas de otaralita, Felisin sueña con vengarse de su hermana, que la condenó a una vida de esclava. Abrasapuentes, Violín y asesino Kalam han jurado devolver a Apsalar a su patria y matar a la emperatriz Laseen. Mientras tanto, Coltaine, el carismático comandante malazano, conduce a sus soldados a una úñtima batalla para salvar la vida de treinta mil refugiados. Y a esa tierra arruinada llegan dos viejos conocidos, portadores de un secreto devastador que amenaza con liberarse de sus cadenas...

¡Muy buenas queridos! No sabíais las ganas que tenía de traeros esta reseña, sobretodo porque llevo bastante tiempo con esta lectura y estaba deseando terminarla para poder avanzar con mi lista de pendientes (la cual ha crecido bastante durante este verano). Lo primero que tengo que decir es que, a pesar de ser una segunda parte, no habrá spoilers sobre la historia. O al menos avisaré si así fuera. En cuanto a lo segundo, he de deciros que este libro es una MA-RA-VI-LLA. Me ha encantado, de verdad. ¡Qué lectura más buena, por favor!

Muy bien, comencemos esta reseña resaltando una de las cosas que más me han gustado. Y es que, ese contra que resalté en Los Jardines de la Luna (el que decía que realmente no te enterabas de la historia hasta pasar las primeras 300 páginas), ¡ha desaparecido! ¿Y sabéis por qué? ¡Porque ya sabemos qué nos cuenta! Sí, parece una tontería, pero después de haberme sentido tan perdida con el primer libro, es un alivio y una alegría poder coger la historia desde el principio ¡y no perderme ni una vez! Pero bueno, quitando esto, lo mejor, sin duda, ha sido la historia. Real que ya desde el principio, el argumento es adictivo y te obliga a seguir leyendo hasta devorar sus casi novecientas páginas. Amistad, traición, batallas, masacres, hechicería, monstruos, dioses... ¡Un auténtico sinfín de sensaciones! Y es que, cuando pensamos que nos va a dar un respiro, aparecen los giros argumentales y volvemos a caer en una espiral de momentos intensos. 

Y dentro de este argumento tan increíble, tenemos, obviamente, la magnífica pluma del autor. Considero a Steven Erikson uno de los pocos autores que, para mí, es capaz de mezclar tan increíblemente bien una acción desenfrenada con un detallismo minucioso. Cada escena está descrita de forma tan meticulosa que eres capaz de recrear en tu mente cada aspecto que el escritor ha querido darle. Y, como ya he destacado, no ralentiza la acción en ningún momento. Ambas formas de escritura se entremezclan a la perfección, creando escenas únicas, escenarios impresionantes y, en definitiva, una escritura embaucadora. El aspecto que más me ha llamado la atención, dentro de esta descripción y que creo que comenté en el libro anterior, es la violencia tan explícita que posee esta novela, no apta para personas sensibles. Y que no os parezca enfermizo, pero es esta brutalidad lo que más me ha enganchado. 

 Además, si a este magnífico argumento le unimos unos personajes a los que cogemos cariño rápidamente, parece que se vuelve insuperable. Y es que encontramos entre sus páginas personajes tan variopintos, tan únicos y tan imprescindibles una vez entran en nuestra vida que, automáticamente, algunos de ellos han escalado hasta el top de mis personajes favoritos. No quiero haceros spoiler, pero quiero destacar varios de ellos. El primero es Kalam Mekhar, un asesino que conocemos ya desde la primera novela, y cuya personalidad es demasiado cautivadora, se convierte en uno de los narradores de esta entrega, permitiendo al lector disfrutar de todas sus aventuras y conociendo sus más oscuros y fríos pensamientos. Es tan... increíble. De verdad. Me tiene enamorada. ¿Y sabéis quién más me ha enamorado? Nuestros nuevos amigos Icarium y Mappo. ¡NO PUEDO DECIROS NADA SOBRE ELLOS SIN SOLTAROS UN SPOILER! Pero... Menudo shippeo. 

Pero, a pesar de estos increíbles puntos positivos, aún he sido capaz de encontrar los contras. Y, por desgracia, son los mismos que señalé en la novela anterior. Los capítulos que conforman la novela, a pesar de no ser muchos, tienen una densidad excesiva en mi opinión. Es decir, la largura media de cada uno de ellos es de cincuenta páginas y, si sois como yo, sabéis que no podéis dejar de leer hasta terminar un capítulo porque no somos capaces de dejarlos a medias. ¡Pero es que con estos es imposible! He tardado tanto en leerlos porque me daba verdadera pereza tener que leerme cincuenta páginas, o más, del tirón. Y creedme, a las doce o una de la noche no hace gracia.

Además, el problema de este detallismo es que, a menudo, se utiliza un vocabulario demasiado complejo y unas expresiones de difícil comprensión para un público medio. Esto, a su vez, puede provocar una cosa: que el lector no sea capaz de seguir el ritmo de la lectura porque no comprende del todo qué ocurre. Una auténtica pena, de verdad.

Las Puertas de la Casa de la Muerte es una novela increíble, con una historia adictiva, unos personajes trabajados y con  uno de los mejores universos fantásticos jamás creados. He disfrutado cada página y cada capítulo con una alegría casi infantil. De verdad, ha sido un completo acierto haber empezado la decalogía de Malaz: El Libro de los Caídos. Esta segunda entrega está recomendadísima y encantará a todos aquellos que amen la fantasía de este estilo.