Reseña #18: Jugando con Fuego 8/10

Título: Jugando con Fuego

Autor: Niall leonard

Número de páginas: 288 páginas

Editorial: Montena

Año de publicación: 2013

Título original: Crusher

ISBN: 978-84-9043-014-9

Pertenece a: Saga "Jugando con Fuego"

Secuela: Desaparecida (Jugando con Fuego #2)

La vida de Finn da bastante asco. Pero ahora, además, es una pesadilla: alguien ha matado a su padre y él es el principal acusado. Sin nada que perder, tendrá que jugarse el cuello en una carrera contrarreloj para limpiar su nombre y averiguar quién lo hizo en realidad.

Deberá rastrear hasta el último rincón de los bajos fondos londinenses, destapar oscuros secretos familiares y enfrentarse a policías corruptos, mafiosos de altos vuelos y femmes-fatales sin escrúpulos... solo para descubrir que aquellos en los que más confías son los únicos que te pueden sorprender con la guardia baja.

Durante la lectura de esta novela, mi opinión personal ha ido oscilando, como en un tira y afloja. A medida que devoraba las páginas y me sumergía en la historia, ciertos detalles o situaciones hacían que saliera bruscamente de ella y me obligaban a retomar el ritmo más adelante. 

En líneas generales, es una lectura entretenida y juvenil, muy dinámica. Su argumento es interesante, original y adictivo, capaz de mantener la atención del lector desde las primeras páginas. El registro en el que se encuentra escrito es acorde con el protagonista y narrador de los hechos, lo que provoca al lector la sensación de estar viendo y viviendo las escenas a través de sus ojos con toda claridad. No se molesta en encontrar sustitutos demasiado artificiales para esconder las palabras malsonantes o inapropiadas, si el protagonista quiere soltar una palabrota, la suelta. Este recurso le da más verosimilitud a la historia, cosa que los lectores jóvenes, acostumbrados a un lenguaje coloquial o callejero, agradecemos.

A esto se le añade la sencilla, pero eficaz caracterización de los personajes, tanto primarios como secundarios, que el protagonista nos muestra. Sus descripciones, a menudo sencillas y eficaces, nos envuelven en una atmósfera familiar y nos permiten imaginar los rasgos que el mismo protagonista destaca. Hay que añadir que la utilización de apodos para aquellos personajes cuyos nombres no aparecerán a lo largo de la novela es un recurso muy bien utilizado para imaginarlos con más viveza. Muchos de los físicos de los personajes que el autor introduce en la novela son caricaturas o tópicos del mundo literario, véase la anciana rica e imponente, el actor alocado y excéntrico, el muchacho descarriado de principios honorables, el policía corrupto y la chica desafiante. Todos utilizados ya anteriormente en otras obras podrían incluir una pequeña crítica a sus cánones. 

Sin embargo, a pesar de que la historia y los personajes han dado muchos puntos positivos a esta novela, a menudo las situaciones de acción se vuelven demasiado increíbles para una novela libre de fantasía y elementos sobrenaturales. Además, dichas escenas aparecen con una estructura similar cuyo final tan sólo cambia en una o dos ocasiones: el atacante (ya fuera profesional o no) se lanza contra el protagonista, se sucede una escena de pelea y acaba con la victoria por parte del protagonista. No importa cuánto hubiera sufrido, cuántos golpes hubiera recibido o lo profesional que fuera el atacante, el protagonista sale vencedor de la pelea y tiene fuerzas para arremeter contra cualquier que le enfrente o para escapar de las situaciones más peliagudas, en las que las personas normales necesitarían estar en perfectas condiciones para realizarlas y no significaría que salieran vivas de ellas. 

Por último, destacamos el final bien cerrado que se nos presenta. En un principio, no parece que de pie a una segunda parte o continuación. Entonces, ¿qué podría suceder en la siguiente novela? Cierto es que algunos aspectos sí que podrían explotarse, pero el autor podría pecar de repetición si plantea una historia parecida a la primera parte. 

Podríamos resumir esta reseña en que Jugando con Fuego posee una historia y unos personajes increíbles, perfectamente construidos y capaces de introducir al lector en todo su universo, pero cuyas escenas, demasiado... artificiales, les desconcentra y les obliga a coger de nuevo el ritmo de la historia.