La voz dura y firme de aquella "Ellie" dando una orden resonó en la silenciosa plaza. Los segundos previos al ataque pasaron como si fueran horas. Aquellos hombres, armados hasta los dientes con pistolas y armas blancas, corrían hacia ellas.
Jessica agarró a la muchacha para ponerla detrás suyo, murmuró unas palabras contra las puntas de sus dedos y dio una sonora palmada. Con aquel gesto, coches, mobiliario urbano, los hombres y aquella clon, salieron volando hacia atrás, como empujados por una fuerte honda expansiva provocada por la palmada.
Mientras aquello sucedía, la verdadera Ellie guardó al felino Steve en la mochila y se armó con el palo de billar, fuertemente agarro entre sus manos.
Las chicas aprovecharon el ataque para salir corriendo hacia su destino cuando un muro de fuego se levantó enfrente de ellas, cortandoles el paso. Ambas se giraron y observaron a aquella chica, igual que Ellie, con la mano derecha ardiendo.
-No eres la única con trucos, Dahlia. -dijo con cierto desprecio en sus palabras. Con apenas un susurro, creció una gran bola de fuego que lanzó contra ellas.
Las chicas se apartaron de la trayectoria del fuego y cayeron al suelo.
Cinco hombres se acercaron a Jessica, pero esta arremetía con sus poderes contra todo aquel que se le acercase, así que la falsa Ellie se olvidó de su clon y centró su atención en vencer a Jessica con sus mismos poderes.
Mientras, la otra mitad de los secuaces intentaban atrapar a la muchacha que, con el palo de billar en la mano, evadía y pegaba gracias a las ilusiones que rápidamente creaba. Golpeó a dos con el palo en la boca, a un tercero lo tumbó con dos en el estómago y a un cuarto pegó con la parte más ancha del palo en toda la frente. El quinto hombre aprovechó ese último ataque para cogerla por detrás y levantarla del suelo mientras apretaba el palo contra el pecho de la chica para inmovilizarla.
Ellie pataleó y con cada puntapié que daba en el suelo empujaba al hombre hacia el muro de fuego. Este clavó los pies en el suelo y la apretó más.
-No, pequeña, no soy tonto. -El hombre al que había tumbado por golpes en la tripa se incorporó y fue directo hacia ella.
-¿Qué no? - La chica cogió impulso y dio un brinco, se apoyó con los pies en el pecho de quien se acercaba y empujó hacia atrás. Su captor dio un traspié, tropezó y cayó de espaldas sobre el muro de fuego. Entre los gritos y quejidos, Ellie se soltó y rodó al otro lado del fuego.
Exhausta, se levantó de un salto y trató de observar, entre las llamas, a su compañera.
-¡Jessica! ¡Jessica! -Su voz se apagó al ver como las llamas se abrían como una cortina, la bruja saltó junto a Ellie.
-¡Idiota! ¡Deberías haberte marchado! -Empujó a la chica y ambas salieron corriendo en dirección al coche seguidas por los enemigos y bocanadas de fuego que se estrellaban contra edificios y destruían coches.
El vehículo era alto, con grandes ruedas, puertas pequeñas y sin cristales, un gran parabrisas y un techo de loneta negra echado hacia atrás. La carrocería era de color verde oscuro y estaba desgastada por el capó, que era cuadrado y alargado.
La bruja abrió la puerta del copiloto, pegó un salto y se colocó en el asiento del conductor. Ellie subió al otro y cerró cuando Jessica encendió el motor. Pisó el acelerador y el coche se puso en marcha con un movimiento brusco.
El vehículo avanzó por las calles a toda velocidad seguido de dos grandes todoterrenos negros desde los cuales disparaban con pistolas al coche de las chicas.
-¡¡Agacha la cabeza!! -Chilló a la vez que tomaba una curva cerrada en dirección a la carretera general. La muchacha se cubrió la cabeza con las manos. Una bala estalló el cristal del retrovisor derecho.- ¿Sabes conducir?
-No, Steve iba a enseñarme -Dijo mirándola, con las manos en las orejas.
-Pues coge esto -Jessica abrió la guantera, sacó una pistola y la puso en el regazo de Ellie.- Apunta a las ruedas.
La chica cogió la pistola, se asomó por la ventanilla y, con el arma en alto, disparó varias veces, rompiendo un faro y chocando contra la carrocería. Ellie apuntó de nuevo para acertar en la rueda cuando vio salir por el techo del coche a un hombre con una metralladora.
-¡Jessica! -La bruja miró por el retrovisor y maldijo en voz baja. Pisó a fondo el acelerador, pegó un brusco giro y salieron a la carretera general.
-Coge el volante.
-¿¡Qué!? -Exclamó Ellie, sentándose en el asiento aún con el arma en la mano.
-¡Cógelo, hostia! -La mano de Jessica comenzó a arder. Ellíe se acercó al asiento y cogió el volante todavia bajo el fuego enemigo.
La bruja se levantó, creando en su mano una gran bola de fuego, y la lanzó contra aquel hombre. Este siguió disparando sin cesar e intentó esquivar el ataque, pero la bola impactó contra él y, entre gritos, cayó del techo envuelto en llamas. La muchacha se volvió a sentar y agarró el volante.
-Buena puntería -Alabó Ellie mientras se encogía en su asiento.
Jessica conducía el coche por la mitad de la carretera, pues no venía nadie de frente. Alzó los ojos hacia el retrovisor para observar como uno de los todoterrenos se echaba hacia la derecha y un secuaz sacaba un arpón por la ventanilla. Este disparó e impactó contra la rueda derecha delantera. La cuerda unía los dos coches así que el todoterreno solo tuvo que frenar de golpe para que la rueda se desprendiese del coche de las chicas.
El vehículo se descontroló, el morro tocó el suelo y el coche avanzó varios metros dando vueltas de campana.
Ellie abrió los ojos. El coche estaba volcado, olía a quemado y el asfalto estaba lleno de cristales. Los dos todoterrenos aparcaron cerca del accidente. Lo siete hombres que quedaban se apearon junto a la clon de Ellie.
La ilusionista y su compañera salieron de debajo del coche como pudieron y, heridas, corrieron fuera de la carretera una agarrada a la otra para ayudarse a andar. Todos las siguieron y atraparon fácilmente, pues estaban débiles. Estas trataron de soltarse como podían y les maldecían gritando con fuerza, pero no conseguían nada. Sin embargo, cuando la clon de Ellie agarró a Jessica del cuello, su cuerpo comenzó a resquebrajarse hasta romperse en mil pedazos. La muchacha se giró sorprendida hacia Ellie, que estaba retenida, siguió el mismo camino de la bruja.
Un par de disparos alertó a todo el grupo, se volvieron en dirección a los coches para observar a las chicas subiéndose a uno de los todoterrenos mientras que el otro tenía las ruedas delanteras pinchadas.
Jessica y Ellie se fueron rápidamente en aquel vehículo robado. Condujeron por la carretera a toda velocidad hasta estar lejos de los enemigos.
Las chicas estaban heridas, pa bruja tenía muchos cortes que poco a poco se iban curando hasta dejar la piel intacta, sin embargo, la ilusionista estaba muy mal herida. Tenía moratones y heridas, cristales clavados en la piel y un gran corte sangrante en el muslo izquierdo. La muchacha se apretada la herida con las manos mientras controlaba su respiración.
-Kevin te curará, aguanta ¿vale? -Dijo Jessica agarrando con fuerza el volante y yendo cada vez más rápido.
-Tú tienes poderes, ¿no puedes hacer algo? -Susurró. Jessica negó con la cabeza.
-Mi poder es fuerte, te haría más mal que bien. No correré el riesgo de ponerte peor, Kevin tendrá algún conjuro, él te ayudará.
Ellie asintió y se quitó la mochila de la espalda para comprobar como estaba el gato Steve. Cuando abrió la cremallera, el felino asomó rápidamente la cabeza y observó a la muchacha con los conocidos ojos de Steve. Segundos más tarde, una mano se apoyaba en el hombro de la chica, esta pegó un brinco y miró hacia la ilusión de su marido.
-¿Steve?
-Estas herida. -Su voz era firme y dura, su expresión transmitía impotencia. Sus ojos dirigieron una fulminante mirada hacia la bruja, pero se suavizaron cuando miró a su esposa.- Ven, túmbate. -La chica se movió pesadamente hacia la parte de atrás del vehículo y se tumbó como él había ordenado. Se pasó las manos por la cara para que no la viera los cortes. El muchacho la observó y le acarició la mano, después, volvió la mirada hacia Jessica, quién les observaba a través del retrovisor. Ambos se miraron durante un rato cuando Ellie apartó las manos y les miró a ambos. Cuando Steve se dio cuenta de su mirada, Ellie apartó el rostro y cerró los ojos para poder descansar. Él le acarició el pelo con cariño.
-Buena ilusión. -Felicitó en voz baja.
-Gracias... -Abrió un ojo.- ¿Qué haces aquí?
-Estabas en peligro, habría aparecido antes de no haber estado metido en esa mochila. -Le sonrió con dulzura- No se ve nada desde dentro.
Jessica seguía atenta a la pareja y Steve la lanzaba rápidas miradas que esperaba que pasasen desapercibidas para su chica. Esta volvió a cerrar los ojos y contuvo las ganas de llorar que le habían entrado de repente. El coche se sumió en un silencio absoluto.
Ellie sintió como Steve se acercaba a ella y le susurraba al oído con suavidad.
-Te espero en el sueño de siempre. -Acto seguido, la chica dejó de sentirle pues la ilusión había desaparecido, y en esa misma posición, pasó el resto del camino.
Era de noche cuando al fin la chica abría los ojos, el interior del vehículo estaba oscuro y sólo iluminaba tenuemente el panel que se encontraba en el salpicadero. Poco a poco, la chica se fue incorporando en el asiento para sentarse, cuando sintió un agudo dolor en la pierna que le hizo soltar un quejido. Su herida estaba vendada y ya no había cristal que le atravesase la piel.
-Aproveché que te dormiste para quitártelo, cuando lleguemos Kevin te curará.
-Gracias. -Y así acabó la conversación.
El resto del camino se hizo en completo silencio. El paisaje pasaban velozmente por su ventanilla, se veían pequeños pueblos iluminados por farolas a lo lejos, aislados de las ciudades en mitad del campo. El coche se dirigió fuera de la carretera asfaltada, a un camino de tierra, por el que avanzaron al menos dos kilómetros hasta una gran arboleda que separaba dos pueblos. Jessica aparcó el vehículo tras unos arbustos y ayudó a Ellie a bajar del coche y andar por un oscuro sendero que llevaba al interior de los árboles.
El lugar era muy remoto, los árboles eran altos y frondosos, los arbustos se enganchaban unos con otros formando muros de vegetación. Las muchachas caminaban lentamente hasta que la agobiante arboleda se abrió en un amplio claro en el que se alzaba una gran casa de piedra con grandes ventanales de vidrios coloreados de diferentes colores que darían un agradable efecto a la luz del día.
Las chicas llegaron a la entrada, Ellie se apoyó en la pared y Jessica aporreó la puerta.
-¡Kevin! ¡Kevin, ábreme! -Pero no hubo respuesta. El rostro de la bruja comenzó a transmitir preocupación. Pegó dos golpes más.- ¡Kevin Poppy! ¡Sal ahora mismo! -Pero nadie respondía. La bruja lanzó una mirada de preocupación a la muchacha y extendió la palma de la mano sobre la madera de la puerta. Con un estruendo, arrancó la puerta y cayó al suelo. Se giró hacia Ellie y la ayudó a entrar en la casa. La sentó en una sillita al lado de la puerta y Jessia comenzó a correr por la casa en busca de su amigo.- ¡Kevin! ¡Kevin! -Gritaba de una habitación a otra. Salió al pasillo y se pasó las manos por la cara. Sus ojos fucsias estaban lacrimosos, miraba a todos lados pensando dónde podía estar. Tras diez minutos subiendo y bajando, buscando cualquier rastro suyo por la casa, desistió y se sentó exhausta junto a Ellie. La muchacha miró a la bruja con el ceño fruncido.
-Se han adelantado... -Dijo finalmente la bruja.- Se lo han llevado... -Se puso las manos en la cara y trató de relajarse. Se levantó y se acercó a la chica, la cogió de los brazos y la ayudó a andar hacia el salón para sentarla en el sofá. Una vez acomodada, Jessica fue a una estantería y rebuscó entre los libros.
-Lo siento, Jessica.
-No pasa nada -Sacó un libro sobre remedios para curar heridas. Rebuscó entre sus páginas hasta que pareció dar con algo que le interesaba. Tras dejarlo sobre una mesa, salió corriendo fuera de la habitación.
Ellie se quedó sentada con la pierna ensangrentada en alto. Miró alrededor, el salón era acogedor. Todo de madera, con sillones cómodos y butacas de color rojo. Las estanterías estaban a rebosar de libros sobre conjuros y pociones. También había una mesita de café llena de papeles y dibujos. La chica cogió un dibujo a lápiz de una casa, el alzado de la casa de Kevin perfectamente dibujada. Detrás había más, un pasillo, una habitación, una puerta... Ellie les volvió a dejar sobre la mesa al mismo tiempo que Jessica volvía con un bote y un cubo de agua.
-Esto te ayudará, Kevin hace unos ungüentos milagrosos. -Se arrodilló junto a ella, destapó la herida para lavarla. Acto seguido, le untó una buena capa de crema.
-¿A Kevin le gusta dibujar su casa?
-¿Su casa? -Se giró hacia los dibujos para observarlos cuando su rostro se volvió confuso.- Esto... No lo hizo por gusto, significan algo, estoy segura. -Los volvió a dejar sobre la mesa y miró a la chica.- Haré la primera guardia, buscaré algo de comer.
Cuando Jessica se fue, Ellie se acomodó en aquel sillón tan cómodo, cerró los ojos y trató de dormir para recuperarse de aquel fatídico día. Poco a poco el sueño la consumía hasta quedarse profundamente dormida en cuestión de minutos.
"Abrió los ojos. Al principio todo estaba oscuro pero después pudo distinguir el salón de la casa de Kevin aunque todo tenía un matiz antiguo, como anacrónico con respecto a la muchacha. Ellie se fue a levantar del sofá cuando sintió una mano en su hombro que se lo impedía. Al girarse, Steve ya estaba sentado a su lado con sus manos entre las del chico y su boca la besaba frenéticamente. Cuando se separó, este mostraba una sonrisa cariñosa. La acarició el rostro con la yema de los dedos y bajó la mirada hacia su pierna herida.
-Siento no haber podido hacer nada por ti, soy un inútil. -Fue a soltarla pero ella le agarró para que permaneciese a su lado. Le miró a los ojos y le dedicó una sonrisa.- Ojalá pudiese protegerte siempre y estar a tu lado en todo momento. -El muchacho le pasó la mano por el muslo con cuidado y aguantó su mirada.- Jessica tiene razón, los dibujos que encontraste no son simples bocetos ni nada parecido, estoy seguro de que significan algo, guárdalos.
Ellie le soltó en cuanto oyó el nombre de la bruja, el muchacho borró su sonrisa y se acercó más a ella, la abrazó por la cintura y besó lentamente su mejilla izquierda.
-Ellie... mi amor, ¿te molesta que hable de ella? Ella no es nada y tú lo eres todo. -Le cogió el mentón para que le mirase. Steve la besó tiernamente mientras acariciaba su espalda. Al separarse, apoyó la frente en la de ella.- Queda G-Host, a él no le habrán cogido. Partir mañana sería lo más lógico, no quiero que vuelvan aquí y estés todavía, es muy peligroso. Si te cogen... -Su voz se apagó y cerró los ojos por un instante. Después los abrió y sonrió- Pero eso no pasará, confío en ti. -La chica se abrazó a él con fuerza mientras él le acariciaba el pelo.- Hay tantas cosas que te tengo que decir pero que no podrás recordar al despertar... Así que me limitaré a hacer lo que deseo. -Con un movimiento, tumbó a la muchacha en el sofá, se puso él encima y comenzó a besarla con pasión mientras sus manos recorrían el menudo cuerpo de la chica.
Los dos estaban sumergidos en un apasionante y excitante beso hasta que Ellie agarró la mano de Steve, pero esta era ya traslúcida y la atravesó. La muchacha le miró con ojos tristes mientras su esposo se volvía cada vez más transparente. Éste le sonrió.
-Nuestro futuro está cerca... aguanta Ellie y sé fuerte... "
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