Reseña #36: Negro como el Ébano 9/10

"Si tú quisieras, podría hacerles sufrir
y pintar las paredes con su sangre.
Sería una venganza legítima.
Si me lo pides lo haré"

¡Volvemos con la tercera y última parte de esta trilogía! Y, esta vez, con un aumento considerable de calidad en contraposición de su predecesora. No sólo es una novela mucho más interesante, sino que es un cierre perfecto para la trilogía y ¡es una lectura ultraligera! Sinceramente, me ha gustado muchísimo esta última.

Obviamente no quiero comentar, de nuevo, la forma de escritura de esta autora, pero sí quiero destacar que éste es el culmen de las lecturas rápidas. Ha sido uno de los libros que menos tiempo he tardado en terminarme (sin contar aquellos que me empezaba el día de antes de un examen, claro). La historia me enganchó tanto que, en poco más de doce horas, cerré la trilogía. De verdad, ¿necesitáis una lectura para un viaje y no queréis llevar un libro enorme? Pues os cogéis esta trilogía y, os aseguro, que os termináis los tres en seguida, y más éste. 

Y luego está el argumento. ¿Os acordáis del pequeño bajón que dio Blanco como la Nieve en cuanto a veracidad? Bien, pues se ha recuperado. ¡Y vaya que sí! La historia es adictiva. El misterio que lo envuelve todo y las incógnitas que te formulas desde el minuto uno son la razón principal por la que necesitas acabarte el libro. ¡Y lo peor de todo es que no te imaginas el final! Sí, muchos libros llenos de misterio pierden su gracia si terminas acertando lo que va a ocurrir, pero os juro que no me imaginé la resolución de la trama de esa manera. Me quedé boquiabierta y en mi mente sólo podía oírse y largo y agudo What?! Puede sonar exagerado, lo sé, pero es 100% verídico.

Por último, sí, voy a destacar ese final que básicamente me explotó el cerebro. La verdad es que al principio pensaba que en tan pocas páginas (apenas doscientas) no se podría desarrollar una buena intriga, y que el final quedaría forzado o que se cerraría de forma brusca, pero, a decir verdad, la autora ha sabido moverse perfectamente en pocas páginas. Y el momento en el que el misterio se resuelve y conocemos toda la trama oculta es maravilloso. Sinceramente, lo considero uno de los finales más satisfactorios que he tenido el placer de leer, cerrado correctamente, sin fisura alguna y presentado de forma fluida con respecto a la trama. Si fuera sólo por éste detalle, la novela tendría un 10 de 10.
Y vosotros pensaréis, si tan buena es la historia y el final, ¿qué será lo que tiene malo? Sí, efectivamente, los personajes. Y no, no me estoy refiriendo a nuestra querida Lumikki, sino a uno de los personajes secundarios. Si habéis leído la reseña anterior, os acordaréis que dije que, como el argumento principal no me atraía demasiado, la historia secundaria que se contaba entre Leikki y Lumikki era muchísimo más interesante. Bien, pues Leikki apesta. Y no sólo apesta, es horriblemente asquerosa. He pasado de tenerle cariño a considerarla un asco en cuestión de veinte páginas. A ver, es obvio que esto es una opinión completamente subjetiva, pero, la verdad, me ha dado muchísimo asco. ¿Por qué has decidido que odie a un personaje de esta forma, Salla Simukka?

Bueno, concluimos en que Negro como el Ébano es una novela intensa, llena de intriga y muy ligera, perfecta para todos aquellos lectores a los que les gustan las historias de misterio, pero que no tienen demasiado tiempo libre. Con ella se completa la trilogía de Me llamo Lumikki, unos libros que sufren algún que otro altibajo, pero que, en general, conforman una trilogía muy interesante y original, escrita por una autora que ojalá despunte en todo el mundo.