I CONCURSO DE MICROCUENTOS.

Queridos lectores, el concursos que terminó el pasado día 3 de Julio por fin tiene a sus ganadores. La elección de los ganadores no ha sido fácil en algunos casos, habéis escrito unos excelentes relatos que merecerían cualquiera de los premios. Sin embargo, no compré para todos, por lo que tuve que elegir (con alguna ayudita externa de una innombrable). Nos pareció que estos relatos eran los más merecedores de los premios.

A continuación os dejo con los relatos ganadores. ¡Muchas gracias a todos por participar! Espero veros en futuros eventos que organice. Un beso.

Los premios se enviarán a lo largo de esta semana. 

Ganadores de la Categoría: Terror

PRIMER PREMIO

LAS DOS Y CUARTO - Antonio Castaño del Pino.

Como cada noche desde que ocurrió por primera vez, me despierto sobresaltado. Las dos y cuarto, siempre esta maldita hora. ¿Una pesadilla? No. ¿Qué clase de pesadilla deja estas heridas? Es algo más. De nuevo esa sensación de angustia recorre mi cuerpo, estoy solo. De hecho nunca he estado tan solo como últimamente. Ella lo sabe, sabe que soy débil y que no aguantaré mucho más. Cada día hace más notable su presencia, cada vez está más cerca. Le he preguntado mil veces qué quiere de mí, pero no obtengo respuesta, sólo una carcajada seca, irónica. Todos mis intentos de pedir ayuda han sido ignorados, quedando en nada. Me intento convencer a mí mismo de que esto no está pasando, que no es real, pero sí lo es, es muy real. Está ahí, inmóvil, observándome. La odio. Ha destrozado mi vida, me arrebató lo que más amaba en este mundo, y ahora se dedica a perseguirme.


SEGUNDO PREMIO

CAÍDA AL INFIERNO - Henry

Un paso y acaba el mundo.
Ella miraba al vacío como ausente, vacía, ya sin ningún tipo de sentimiento. Los gritos llegaban a sus oídos desde todas las direcciones. El suelo de la azotea parecía querer romperse bajo sus pies. Quiso dar media vuelta cuando escuchó la puerta romperse, ser golpeada y caer al suelo entre el lamento de sus bisagras. Pero no lo hizo. Notó su respiración en la nuca. Sus afiladas garras pasearon por sus pechos y cortaron su piel. No le iba a dar el placer de matarla. Nunca lo dejaría meterse bajo su piel, corromper su cuerpo y su alma; no, nunca. Dio un paso hacia el abismo. Notaba el viento cortar su piel y sólo acertó a ver antes de convertirse en un amasijo de sangre y hueso la sonrisa del Diablo.
Pobre ingenua pensó él; siempre la podría esperar en el Infierno.

Ganadores de la Categoría: Amor

PRIMER PREMIO

ENFRENTADOS - Apalabrada

-Tienes mucho que perder- me dijo- ¿Estás dispuesto a arriesgarlo todo por algo tan volátil como ella?
-Ella no es volátil- le contesté enfadado. Me gustaba aquella brisa con la que desaparecía a veces.
Siempre había estado enfrentado con nuestra relación. Ella era mi todo, pero él, cegado por esa especial preocupación que implica la amistad, desconfiaba de ella.
-Sois opuestos- me explicó tranquilo- a ella le gustan las cámaras, a ti los libros; tú buscas respuestas y ella no hace más que preguntarte; ella es muy cobarde, y tú eres la persona más valiente que he conocido. 
-Eso no me importa.
-Me has dicho que sus besos son fríos como el cristal, que su reflejo te hace estremecerte.
Al final, resignado, le di la mejor solución que pude.
-Somos iguales, es ese maldito espejo del salón- me encogí de hombros- tendremos que descolgarlo.

SEGUNDO PREMIO

UN AMOR QUE NUNCA SE OLVIDA - SusiiLove

Se despertó a las seis y se giró hacia el otro lado de la cama, esperando ver su rostro dándole los buenos días. Lo único que vio fue la cómoda contra la pared. Se levantó para prepararse el desayuno y preparárselo a ella; cogió un cuenco, puso en él la comida y lo dejó en el suelo. Después, fue a ponerse el uniforme de trabajo y esperó una vez más verla en el dormitorio, o incluso en el baño, esperando que él apareciera para saltar sobre él y darle los buenos días. Por supuesto, nada de eso ocurrió. Se fue a trabajar desganado y al volver encontró el cuenco ahí, en el suelo, sin haber sido probado. Triste, se dirigió al aparador y cogió un álbum de fotos bastante viejo. Lo abrió y se vio a él con ella de pequeños, jugando juntos en el parque, como dos compañeros. Las lágrimas empañaron la hoja. Había estado junto a él desde la más tierna edad, y ahora se había ido. Aun así, él seguía poniéndole la comida, preparándole la cama y torturándose recordando todos los momentos que habían pasado juntos. Porque él de verdad la amaba. Porque no podía superar su pérdida. La de su 
pequeña husky siberiana.

Ganadores de la Categoría: Tema Libre

PRIMER PREMIO

DESTINO - Alberto Jiménez 


Desesperado, tenía los ojos muy abiertos y apretaba fuertemente sus dientes, mientras un reguero de sangre y sudor resbalaba por debajo de su corona. El faraón levantó entonces sus brazos, apuntando con la áurea hoja a la constelación del señor de la guerra y elevó su plegaria:

-¡Oh, padre de la patria! ¿A caso es este el fin de mi estirpe, que mis padres, y los padres de éstos una vez levantaron en las tierras con las que bendijiste su dicha y yo ahora debo ponerle fin y ser el último de mi casa, en el que mis enemigos entran en mi palacio y masacran a mi pueblo? ¿Es por tanto lo que anhelas, que mi cuerpo sea bañado por la fía sangre y que otro linaje extranjero ocupe mi puesto?
Entonces, de la espada emanó una fulgurante luz que la cubría entera, y el portador sentía como su brazo temblaba por los impulsos de ésta. Como un susurro arrastrado por el viento, con el sonido de los cristales rotos y los gritos como coro por el asedio de la ciudad, una palabra se suspendió en el aire: Sí

SEGUNDO PREMIO

REFLEXIÓN - Azura

Las hojas se cruzaron. Los golpes resonaron cual corte al aire. Sangre. Sudor. Elementos esparcidos por el hombre, que nacieron con el hombre. Se oía el sollozar de los caídos, los lamentos de aquellos arrepentidos. Pasos, también pasos. Pasos de un hombre armado con la hoja del destino. Un hombre manchado con la suciedad de otros hombres. Un ser no guiado por el destino u otros elementos, guiados por sus propios pasos. Caminante no hay camino, se hace camino al andar es lo que decían los pobres de alma. Él no era el camino. Tampoco era el destino. Él era él. No podía decir que fuera un hombre, porque humanidad en él no había. Era un trozo de carne con huesos. Os gustaría dar nombre a aquel que la vida de muchos acabó, ¿no? Bueno. Parar a leer de nuevo y buscar el trasfondo. Será entonces cuando veáis el nombre de aquel que os acecha en la oscuridad.

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