Dejaron atrás el portal y la ruinosa casa del mago, al igual que Ellie cuando lo atravesó, también habían caído al agua del lago. Todo el equipo que acompañaba a las clones se movía tras ellas, rápidamente, mientras, en silencio, recorrían la distancia hacia la casa de G-Host. Al llegar a aquella lujosa morada, sin miramiento alguno, la clon de Ellie que poseía los poderes de Jessica tiró la puerta abajo con un conjuro. Los hombres de negro pasaron al interior con las armas en la mano mientras las chicas esperaban en el exterior. Se oyeron gritos e insultos antes de que Ellie y G-Host salieran forzadamente. Los hombres que les tenían sujetos los expusieron frente a las clones para que éstas confirmasen que eran sus enemigos. La bruja dirigió una apagada mirada hacia su hermana, ésta dio un paso hacia delante y extendió la mano para tocar el rostro de Ellie, quién se retorcía en las manos de aquellos hombres. Cuándo los dedos de la oráculo rozaron su piel, sintió un calambre y tuvo que apartarlos rápidamente.
-¿Ocurre algo? -Preguntó la hermana. La oráculo se giró lentamente, con el semblante serio.
-Ilusiones. -Sentenció. El rostro de la bruja se contrajo en una mueca de desprecio. Se acercó rápidamente a las ilusiones y les agarró de forma brusca,
-¡Imposible! ¡Hemos cuidado cada detalle! Por eso te trajimos, para contrarrestar su poder y que no pudiera ver que veníamos. ¿¡Cómo ha pasado!? -Sin embargo, en su mente apareció claramente la respuesta. No había visto que venían, no era a ellos a los que había estado vigilando, sino a...- Kevin. -Murmuró. Apretó los puños con fuerza y se volvió hacia sus hombres.- ¡Destruir la casa! Y a las ilusiones también.
-Ya habrán llegado. -Dijo la oráculo, mirando fijamente a su hermana. Ésta la miró con desprecio.
-Pues espero que sea bien recibidos. -Respondió, sacando del bolsillo de su chaqueta un pequeño móvil. Marcó el número rápidamente y espero a que cogieran la llamada. Cuándo escuchó que descolgaban, apenas dejó hablar a la persona que estaba al otro lado de la línea.- Tenemos compañía.
G-Host había encendido la linterna que llevaba acoplada a su arma para iluminar el camino. Las galerías eran un laberinto, todas eran iguales, nada las diferenciaba y podías perderte fácilmente si no las conocías. Por suerte, Ellie caminaba pegada a la espalda del muchacho para no perderle de vista. Ambos se mantenían en silencio, trataban de mentalizarse pues la misión no iba a ser un camino de rosas. La chica no podía parar de pensar en su amado pero también en el hecho de que seguramente, tuviera que matar a alguien. ¿Estaría dispuesta a acabar con la vida de una persona? ¿Incluso cuando esa persona tratara de matarla? Una cosa eran los robos que había hecho junto a Steve, pero otra muy distinta era cometer un asesinato, aunque estaba segura de que llegado el momento, estaría dispuesta a ello.
-¿Cuánto queda para que lleguemos? El camino parece infinito -Parecía que habían salido hacía horas de la guarida, todos los túneles eran iguales y no se oía nada, ni un sonido que pudiera guiarles. ¿G-Host se sabía el camino de memoria como para no dudar ni un segundo sobre qué dirección tomar cuándo llegaban a un cruce de galerías?
-No mucho, pero será mejor darse prisa, tengo un mal presentimiento. -El oráculo comenzó a correr y Ellie fue detrás de él. El arma pesaba lo suficiente como para quedarse un poco rezagada, aún así no perdía de vista la luz del arma de G-Host. ¿Cómo podía correr éste con tanto peso? Ambos siguieron avanzando por las grandes galerías, giraron a la derecha, luego a la izquierda y recorrieron una algo más estrecha, bajando poco a poco el ritmo.
-¿En qué parte de la ciudad estamos? -Preguntó con curiosidad Ellie mientras caminaba de lado, ya que aquel pasillo se había estrechado lo suficiente como para que a ambos les costase avanzar con rapidez.
-En el polígono, a las afueras. Esta corporación no podía permitirse emplazarse en mitad de la ciudad.
-¿Cómo es el edificio?
-Un gran complejo, sin embargo, en la superficie tiene la apariencia de ser una nave industrial cualquiera.
-¿Quieres decir que los laboratorios y vuestro antiguo hogar estaba bajo tierra? -El muchacho asintió con la cabeza a la vez que se paraba de golpe, haciendo que la chica se tropezara con su brazo.
-Estamos justo bajo el nivel de las celdas, el número cuatro. Ahora viene la parte más difícil. Hay que subir.
Ambos alzaron la cabeza hacia el pequeño túnel que se abría sobre ellos. La ilusionista frunció el ceño.
-¿Vas a entrar por ahí?
-Pues claro, al principio era estrecho, pero fuimos haciéndolo más grande, tiene huecos en las paredes para que puedas subir con facilidad. Sin embargo, tendrás que ir tu primero, la trampilla a la que da hay que abrirla desde fuera y tus dedos son más estrechos. Así que... -G-Host se giró hacia la muchacha, la cogió de la cintura y la levantó sin apenas esfuerzo, Ésta ahogó un grito y se colocó el fusil a la espalda, a la vez que el gato se enganchaba, con las uñas, en la tela de la pierna izquierda.- Arriba. Cógete de la piedra y comienza a subir. Te seguiré.
Ellie metió las manos en los huecos que había, éstos se repetían seguidamente en cada lado de la pared para que la escalada hacia la salida resultara más fácil. Así, la chica comenzó a subir y G-Host le siguió de cerca. El ascenso era difícil para la muchacha, no sólo tenía que aguantar el peso de su propio cuerpo, sino también el peso de las armas que llevaba encima y el de un gato.
-Vamos, Ellie, no queda nada, tú puedes. Sube.
-M-me duelen los brazos... -Dijo, apretando los dientes, mientras trataba de cogerse del siguiente hueco. El muchacho estiró un brazo y le empujó desde abajo para ayudarla a subir.
-Venga... -Con su ayuda, consiguió alcanzar la trampilla. Ésta tenía unos huecos alargados, parecía la tapa de un desagüe.- Mete los dedos y trata de alcanzar los tornillos, están sueltos. -Hizo exactamente los que dijo, sacó los dedos por las rendijas. Poco a poco, después de unos minutos, consiguió sacar todos y cada uno los tornillos, retiró la tapa y salió por ella costosamente. Dejó el arma en el suelo e hizo que el felino se soltara de sus prendas, acto seguido, se volvió hacia el hueco y ayudó a subir a G-Host, primero sacó las armas y después tiró de él hacia fuera. Una vez salieron, ambos resoplaron.
-Kev... -Susurró Jessica. La muchacha tenía la cabeza agachada, con los ojos cerrados, dejando que sus aprisionadas muñecas soportaran del peso muerto de su cuerpo.
-¿Sí? -Respondió el muchacho que estaba a su lado. Éste mantenía la vista fija en el suelo.
-¿Crees de verdad que vendrán a buscarnos?
-Sí. -Contestó firmemente.
-¿Y si...?
-No dejes que las dudas invadan tu cabeza, Jess, tienes que tener fe ciega en tus amigos. Vendrán. Estoy seguro. -Giró la cabeza hacia ella- ¡Eh! -La chica alzó la mirada hacia él, haciendo que éste sonriese nada más verle aquellos ojos fucsia.- Saldremos de esta, juntos. -La bruja esbozó una leve sonrisa y asintió.
-Juntos.
Aquella última palabra fue silenciada por un horrible y agudo pitido intermitente. Ambos hicieron muecas de dolor y cerraron los ojos, era realmente molesto y el sonido se clavaba en sus oídos como un taladro en una pared.
-¡¿Qué es eso!? -Exclamó la muchacha, apretando los dientes.
-¡Una alarma! Debe de haber algún intruso. -Ambos levantaron las cabeza al mismo tiempo y se miraron, los dos tenían la preocupación en su rostro y su mirada. Sabían perfectamente qué era lo que había provocado que saltara la alarma anti-intrusos: G-Host y Ellie.
Se habían colocado sus respectivas armas cuando la alarma comenzó a sonar. Ambos se llevaron las manos a los oídos, pero el sonido sólo duró unos instantes para después, dejarlo todo en calma. G-Host tenía en su regazo a Ellie, ésta se había quedado en shock durante unos segundos, ni siquiera podía respirar con normalidad. Aquello les avisó antes que aquel horrible sonido, que fue precedido por una voz femenina grabada, que repetía una y otra vez: Intrusos.
Las ilusiones que había hecho Ellie habían sido destruidas, les habían descubierto. G-Host acunó a la pequeña hasta que recuperó el aliento y pudo sentarse.
-Han desaparecido.
-Deben de haber llamado para dar la alarma. Debemos darnos prisa, ¡vamos! -Ordenó el chico y ella, sin rechistar, se levantó y recogió su arma. Ambos retiraron el seguro y salieron de aquellos baños a los que habían llegado. Se movían con rapidez por los pasillos. El lugar era extraño, las paredes blancas, centenares de puertas y pasillos infinitos. G-Host se paró ante un cruce y observó la cámara de seguridad que había sobre sus cabezas. Por suerte, estaban bajo ella y su visión no podría alcanzarles. El muchacho sacó de sus pantalones dos auriculares negro, le tendió uno a la chica y el otro lo colocó en su oreja.- Ponte esto, si nos separamos estaremos en contacto, además, podrás comunicarte con Alfa. -Ellie imitó el gesto de G-Host y lo colocó, conectándolo. El chico se llevó la mano al auricular y presionó el pequeño botón que tenía para conectarlo.- ¡Alfa! Desactiva las cámaras.
Nada más darle aquella orden, ambos salieron corriendo por el pasillo. Ahora debían darse prisa para encontrar a sus amigos. El chico se lanzó contra la pared izquierda, antes de doblar la esquina y sujetó a la muchacha.
-¿Has quitado el seguro? -La miró de reojo para ver como asentía. Le brindó una sonrisa y asintió- Bien, porque es hora de usarla. -Salió del cobijo que le daba la pared y comenzó a correr por el pasillo, seguido de la pequeña. Frente a ellos, corrían en su dirección un escuadrón de unos cinco hombres que disparaban con sus armas hacia los chicos, pero éstos fueron abatidos rápidamente. La puntería y su maestría con el arma era impresionantes.
Llegaron al final del pasillo y se cubrieron en la pared.
-¡Alfa, la ubicación de los chicos! -Exigió. Las balas agujerearon a pared de enfrente. Debía de haber otro escuadrón aguardándoles a la vuelta de la esquina.
-Kevin y Jessica se encuentran en el laboratorio número 323, nivel 4. Steve en la celda 6 del nivel 5, sala de alta seguridad. -Y la voz del androide se apagó.
-Mierda, están en pisos separados.
-¿Hay modo de bajar?
-El ascensor y las escaleras de servicio, si no recuerdo mal se encuentran en el lado oeste de nivel. -G-Host dirigió la mirada hacia la muchacha.- No estarás pensando en ir tú sola, ¿verdad? ¡Porque no te lo permitiré! ¡Es peligroso!
-¡Ni que esto no lo fuera! Si nos separamos tendremos más posibilidades de salvarlos, confía en mí.
-No puedo dejar que te arriesgues tanto.
-¡No soy una cría! Quiero salvarles tanto como tú, pero ambos sabemos que nos llevará demasiado tiempo hacerlo juntos y tiempo es de lo que carecemos ahora mismo. -La chica le miraba con el ceño fruncido, estaba realmente decidida. G-Host la observó durante un segundo, no podía dejar que se fuera y que se enfrentara a todos ella sola. El chico soltó un resoplido.
-Atenta al pinganillo, sigue las indicaciones hacia las escaleras, serán más seguras. -Clavó aquellos ojos plateados en los suyos.- Si no contestas en media hora iré a por ti y no nos separaremos. ¿Entendido? -Ellie asintió y esbozó una sonrisa.
-Buena suerte. -Dijo antes de salir corriendo por el pasillo que habían venido, en dirección a las escaleras, mientras el chico la veía marchar. Soltó un suspiro y se giró.
-Buena suerte. -Susurró y salió al pasillo, apretando el gatillo para matar a los hombres que le apuntaban.
Después de haber dejado que Ellie se fuera, G-Host avanzó por los pasillos lentamente, tratando de cuidar cada uno de sus movimientos. Había pasado ya varios laboratorios, por lo que debía de estar cerca. De vez en cuando, un hombre haciendo guardia aparecía a su espalda o enfrente de él, pero caía muerto nada más que apretaba el gatillo. Aquello le resultaba demasiado fácil.
Así, avanzó a paso ligero por los pasillos hasta dar con el laboratorio 323, se apoyó en la pared y giró el pomo, entrando con el arma en alto, disparando a los tres hombres que se giraban sorprendidos hacia él. G-Host disparó tres balas para reducirlos y tres más para acabar con su vida. Acto seguido, se giró hacia su amigo, sin embargo, sólo estaba Kevin.
El mago le miraba con los ojos llenos de esperanza y una sonrisa de oreja a oreja.
-Estás vivo.
-Tú también. -Se acercó a él y le libró de las cadenas que le sujetaban.- ¿Y Jessica?
-Cuando dieron la alarma la trasladaron, supongo que a mi también me llevarían a otra sala.
-Debemos encontrarla, rápido. -El oráculo se acercó a los cadáveres de aquellos hombres y les despojó de todo lo que fuera útil. Le lanzó un fusil al mago y se dispuso a salir por la puerta, pero Kevin le agarró del brazo. Cuándo su amigo se giró, pudo observar la preocupación en su rostro.
-¿Dónde está Ellie?
-Ha ido a rescatar a Steve, pronto nos reuniremos con ella.
-¡No! ¡G-Host! -Exclamó su amigo, pasándose una mano por el cabello.
-¿Qué ocurre? ¿¡Qué sabes!? -Exclamó.
-¡Es una trampa! El objetivo primordial es atrapar a Ellie, es la hija que nos llevamos. Si la atrapan... -Clavó los ojos en los de su amigos. Ambos sabían la respuesta. Si la atrapaban acabaría como otra clon más. Como... la Ellie de su sueño.
En ese momento, G-Host se sentía estúpido. ¿Cómo no había caído en ello? Que tuvieran a Steve separado no era sólo una forma de encarcelarlo, sino una trampa. Sabían que si entraban, Ellie querría ir a por él a toda costa. El muchacho comenzó a andar en círculos, apretando el botón del auricular.
-¡Ellie! ¡Ellie! ¿Estás ahí? ¡Contesta! -A pesar de su insistencia, nadie respondía. La desesperación comenzaba a invadirle, se apoyó en la pared y cerró los ojos cuando lo oyó, ligeramente distorsionado.
-¿G-Host?
-¡Ellie! ¡Gracias a Dios! -Exclamó, esbozando una sonrisa.- ¿Estás bien?
-Sí, estoy en el nivel 5, he encontrado la sala de Steve. Me reuniré contigo en breves, ¿ocurre algo?
-¡Sal de ahí! Vete, vuelve. Kevin y yo iremos a por ti. -Hubo un extraño ruido al otro lado.- ¿Ellie?
-Tienes a Kev, genial. En seguida nos vemos. -Y su voz desapareció.
-¡Espera! ¡Ellie! -Gritó, esperó una respuesta pero sólo obtuvo silencio. Dejó caer la mano y miró a su amigo.- Tenemos que ir a por ella.
Aquella extraña llamada de G-Host la había inquietado, aunque no pudo escuchar el mensaje entero por unas extrañas interferencias, había conseguido rescatar a Kevin. Y ella estaba cerca de salvar a Steve. Pronto volverían a casa sanos y salvos.
Avanzó por el pasillo, con cautela, tratando de no hacer ruido. Al final de aquel pasillo sin salida, la puerta con el número 6 se alzó ante sus ojos. La chica esbozó una gran sonrisa y corrió hacia ella, obviamente, seguida del gato. Al llegar, su mano agarró el pomo sin pensar en que pudiera estar cerrada. Sería lo más obvio, nadie en un complejo como aquel se dejaría la puerta de una celda abierta. Sin embargo, cuando lo giró, ésta cedió. Extrañada, la abrió lentamente, asomando primero la cabeza. La sala era amplia, con un montón de aparatos, máquinas y un par de camillas blancas a ambos lados. Al final, pegado a la pared del fondo, había un tanque con el cuerpo de su marido sumergido. Sin pensar, Ellie echó a correr y apoyó la mano en el cristal nada más estar frente a él.
-Oh, Steve... ¿me oyes?
-Claro que te oye. -Dijo una voz a espaldas de la chica. Ellie se giró, sobresaltada, y apuntó con el arma a la persona que había aparecido. Era una mujer alta y esbelta, con el cabello rubio recogido en una coleta. Poseía unas facciones hermosas, un rostro dulce y aniñado, adornado con un par de ojos color cielo. Su belleza era evidente. La muchacha se había quedado sin habla al contemplarla.- Puede oír todo lo que ocurre en esta habitación. -La mujer, que había cerrado la puerta, se fue acercando lentamente. Vestía un conjunto de americana y falda muy elegante y formal, además de unos ruidosos zapatos de tacón negros.- ¿Ocurre algo? ¿Te ha comido la lengua el gato? -La mujer se quedó quieta y abrió los brazos.- ¿No vas a dar un abrazo a tu madre?
-¿Cuánto queda para que lleguemos? El camino parece infinito -Parecía que habían salido hacía horas de la guarida, todos los túneles eran iguales y no se oía nada, ni un sonido que pudiera guiarles. ¿G-Host se sabía el camino de memoria como para no dudar ni un segundo sobre qué dirección tomar cuándo llegaban a un cruce de galerías?
-No mucho, pero será mejor darse prisa, tengo un mal presentimiento. -El oráculo comenzó a correr y Ellie fue detrás de él. El arma pesaba lo suficiente como para quedarse un poco rezagada, aún así no perdía de vista la luz del arma de G-Host. ¿Cómo podía correr éste con tanto peso? Ambos siguieron avanzando por las grandes galerías, giraron a la derecha, luego a la izquierda y recorrieron una algo más estrecha, bajando poco a poco el ritmo.
-¿En qué parte de la ciudad estamos? -Preguntó con curiosidad Ellie mientras caminaba de lado, ya que aquel pasillo se había estrechado lo suficiente como para que a ambos les costase avanzar con rapidez.
-En el polígono, a las afueras. Esta corporación no podía permitirse emplazarse en mitad de la ciudad.
-¿Cómo es el edificio?
-Un gran complejo, sin embargo, en la superficie tiene la apariencia de ser una nave industrial cualquiera.
-¿Quieres decir que los laboratorios y vuestro antiguo hogar estaba bajo tierra? -El muchacho asintió con la cabeza a la vez que se paraba de golpe, haciendo que la chica se tropezara con su brazo.
-Estamos justo bajo el nivel de las celdas, el número cuatro. Ahora viene la parte más difícil. Hay que subir.
Ambos alzaron la cabeza hacia el pequeño túnel que se abría sobre ellos. La ilusionista frunció el ceño.
-¿Vas a entrar por ahí?
-Pues claro, al principio era estrecho, pero fuimos haciéndolo más grande, tiene huecos en las paredes para que puedas subir con facilidad. Sin embargo, tendrás que ir tu primero, la trampilla a la que da hay que abrirla desde fuera y tus dedos son más estrechos. Así que... -G-Host se giró hacia la muchacha, la cogió de la cintura y la levantó sin apenas esfuerzo, Ésta ahogó un grito y se colocó el fusil a la espalda, a la vez que el gato se enganchaba, con las uñas, en la tela de la pierna izquierda.- Arriba. Cógete de la piedra y comienza a subir. Te seguiré.
Ellie metió las manos en los huecos que había, éstos se repetían seguidamente en cada lado de la pared para que la escalada hacia la salida resultara más fácil. Así, la chica comenzó a subir y G-Host le siguió de cerca. El ascenso era difícil para la muchacha, no sólo tenía que aguantar el peso de su propio cuerpo, sino también el peso de las armas que llevaba encima y el de un gato.
-Vamos, Ellie, no queda nada, tú puedes. Sube.
-M-me duelen los brazos... -Dijo, apretando los dientes, mientras trataba de cogerse del siguiente hueco. El muchacho estiró un brazo y le empujó desde abajo para ayudarla a subir.
-Venga... -Con su ayuda, consiguió alcanzar la trampilla. Ésta tenía unos huecos alargados, parecía la tapa de un desagüe.- Mete los dedos y trata de alcanzar los tornillos, están sueltos. -Hizo exactamente los que dijo, sacó los dedos por las rendijas. Poco a poco, después de unos minutos, consiguió sacar todos y cada uno los tornillos, retiró la tapa y salió por ella costosamente. Dejó el arma en el suelo e hizo que el felino se soltara de sus prendas, acto seguido, se volvió hacia el hueco y ayudó a subir a G-Host, primero sacó las armas y después tiró de él hacia fuera. Una vez salieron, ambos resoplaron.
-Kev... -Susurró Jessica. La muchacha tenía la cabeza agachada, con los ojos cerrados, dejando que sus aprisionadas muñecas soportaran del peso muerto de su cuerpo.
-¿Sí? -Respondió el muchacho que estaba a su lado. Éste mantenía la vista fija en el suelo.
-¿Crees de verdad que vendrán a buscarnos?
-Sí. -Contestó firmemente.
-¿Y si...?
-No dejes que las dudas invadan tu cabeza, Jess, tienes que tener fe ciega en tus amigos. Vendrán. Estoy seguro. -Giró la cabeza hacia ella- ¡Eh! -La chica alzó la mirada hacia él, haciendo que éste sonriese nada más verle aquellos ojos fucsia.- Saldremos de esta, juntos. -La bruja esbozó una leve sonrisa y asintió.
-Juntos.
Aquella última palabra fue silenciada por un horrible y agudo pitido intermitente. Ambos hicieron muecas de dolor y cerraron los ojos, era realmente molesto y el sonido se clavaba en sus oídos como un taladro en una pared.
-¡¿Qué es eso!? -Exclamó la muchacha, apretando los dientes.
-¡Una alarma! Debe de haber algún intruso. -Ambos levantaron las cabeza al mismo tiempo y se miraron, los dos tenían la preocupación en su rostro y su mirada. Sabían perfectamente qué era lo que había provocado que saltara la alarma anti-intrusos: G-Host y Ellie.
Se habían colocado sus respectivas armas cuando la alarma comenzó a sonar. Ambos se llevaron las manos a los oídos, pero el sonido sólo duró unos instantes para después, dejarlo todo en calma. G-Host tenía en su regazo a Ellie, ésta se había quedado en shock durante unos segundos, ni siquiera podía respirar con normalidad. Aquello les avisó antes que aquel horrible sonido, que fue precedido por una voz femenina grabada, que repetía una y otra vez: Intrusos.
Las ilusiones que había hecho Ellie habían sido destruidas, les habían descubierto. G-Host acunó a la pequeña hasta que recuperó el aliento y pudo sentarse.
-Han desaparecido.
-Deben de haber llamado para dar la alarma. Debemos darnos prisa, ¡vamos! -Ordenó el chico y ella, sin rechistar, se levantó y recogió su arma. Ambos retiraron el seguro y salieron de aquellos baños a los que habían llegado. Se movían con rapidez por los pasillos. El lugar era extraño, las paredes blancas, centenares de puertas y pasillos infinitos. G-Host se paró ante un cruce y observó la cámara de seguridad que había sobre sus cabezas. Por suerte, estaban bajo ella y su visión no podría alcanzarles. El muchacho sacó de sus pantalones dos auriculares negro, le tendió uno a la chica y el otro lo colocó en su oreja.- Ponte esto, si nos separamos estaremos en contacto, además, podrás comunicarte con Alfa. -Ellie imitó el gesto de G-Host y lo colocó, conectándolo. El chico se llevó la mano al auricular y presionó el pequeño botón que tenía para conectarlo.- ¡Alfa! Desactiva las cámaras.
Nada más darle aquella orden, ambos salieron corriendo por el pasillo. Ahora debían darse prisa para encontrar a sus amigos. El chico se lanzó contra la pared izquierda, antes de doblar la esquina y sujetó a la muchacha.
-¿Has quitado el seguro? -La miró de reojo para ver como asentía. Le brindó una sonrisa y asintió- Bien, porque es hora de usarla. -Salió del cobijo que le daba la pared y comenzó a correr por el pasillo, seguido de la pequeña. Frente a ellos, corrían en su dirección un escuadrón de unos cinco hombres que disparaban con sus armas hacia los chicos, pero éstos fueron abatidos rápidamente. La puntería y su maestría con el arma era impresionantes.
Llegaron al final del pasillo y se cubrieron en la pared.
-¡Alfa, la ubicación de los chicos! -Exigió. Las balas agujerearon a pared de enfrente. Debía de haber otro escuadrón aguardándoles a la vuelta de la esquina.
-Kevin y Jessica se encuentran en el laboratorio número 323, nivel 4. Steve en la celda 6 del nivel 5, sala de alta seguridad. -Y la voz del androide se apagó.
-Mierda, están en pisos separados.
-¿Hay modo de bajar?
-El ascensor y las escaleras de servicio, si no recuerdo mal se encuentran en el lado oeste de nivel. -G-Host dirigió la mirada hacia la muchacha.- No estarás pensando en ir tú sola, ¿verdad? ¡Porque no te lo permitiré! ¡Es peligroso!
-¡Ni que esto no lo fuera! Si nos separamos tendremos más posibilidades de salvarlos, confía en mí.
-No puedo dejar que te arriesgues tanto.
-¡No soy una cría! Quiero salvarles tanto como tú, pero ambos sabemos que nos llevará demasiado tiempo hacerlo juntos y tiempo es de lo que carecemos ahora mismo. -La chica le miraba con el ceño fruncido, estaba realmente decidida. G-Host la observó durante un segundo, no podía dejar que se fuera y que se enfrentara a todos ella sola. El chico soltó un resoplido.
-Atenta al pinganillo, sigue las indicaciones hacia las escaleras, serán más seguras. -Clavó aquellos ojos plateados en los suyos.- Si no contestas en media hora iré a por ti y no nos separaremos. ¿Entendido? -Ellie asintió y esbozó una sonrisa.
-Buena suerte. -Dijo antes de salir corriendo por el pasillo que habían venido, en dirección a las escaleras, mientras el chico la veía marchar. Soltó un suspiro y se giró.
-Buena suerte. -Susurró y salió al pasillo, apretando el gatillo para matar a los hombres que le apuntaban.
Después de haber dejado que Ellie se fuera, G-Host avanzó por los pasillos lentamente, tratando de cuidar cada uno de sus movimientos. Había pasado ya varios laboratorios, por lo que debía de estar cerca. De vez en cuando, un hombre haciendo guardia aparecía a su espalda o enfrente de él, pero caía muerto nada más que apretaba el gatillo. Aquello le resultaba demasiado fácil.
Así, avanzó a paso ligero por los pasillos hasta dar con el laboratorio 323, se apoyó en la pared y giró el pomo, entrando con el arma en alto, disparando a los tres hombres que se giraban sorprendidos hacia él. G-Host disparó tres balas para reducirlos y tres más para acabar con su vida. Acto seguido, se giró hacia su amigo, sin embargo, sólo estaba Kevin.
El mago le miraba con los ojos llenos de esperanza y una sonrisa de oreja a oreja.
-Estás vivo.
-Tú también. -Se acercó a él y le libró de las cadenas que le sujetaban.- ¿Y Jessica?
-Cuando dieron la alarma la trasladaron, supongo que a mi también me llevarían a otra sala.
-Debemos encontrarla, rápido. -El oráculo se acercó a los cadáveres de aquellos hombres y les despojó de todo lo que fuera útil. Le lanzó un fusil al mago y se dispuso a salir por la puerta, pero Kevin le agarró del brazo. Cuándo su amigo se giró, pudo observar la preocupación en su rostro.
-¿Dónde está Ellie?
-Ha ido a rescatar a Steve, pronto nos reuniremos con ella.
-¡No! ¡G-Host! -Exclamó su amigo, pasándose una mano por el cabello.
-¿Qué ocurre? ¿¡Qué sabes!? -Exclamó.
-¡Es una trampa! El objetivo primordial es atrapar a Ellie, es la hija que nos llevamos. Si la atrapan... -Clavó los ojos en los de su amigos. Ambos sabían la respuesta. Si la atrapaban acabaría como otra clon más. Como... la Ellie de su sueño.
En ese momento, G-Host se sentía estúpido. ¿Cómo no había caído en ello? Que tuvieran a Steve separado no era sólo una forma de encarcelarlo, sino una trampa. Sabían que si entraban, Ellie querría ir a por él a toda costa. El muchacho comenzó a andar en círculos, apretando el botón del auricular.
-¡Ellie! ¡Ellie! ¿Estás ahí? ¡Contesta! -A pesar de su insistencia, nadie respondía. La desesperación comenzaba a invadirle, se apoyó en la pared y cerró los ojos cuando lo oyó, ligeramente distorsionado.
-¿G-Host?
-¡Ellie! ¡Gracias a Dios! -Exclamó, esbozando una sonrisa.- ¿Estás bien?
-Sí, estoy en el nivel 5, he encontrado la sala de Steve. Me reuniré contigo en breves, ¿ocurre algo?
-¡Sal de ahí! Vete, vuelve. Kevin y yo iremos a por ti. -Hubo un extraño ruido al otro lado.- ¿Ellie?
-Tienes a Kev, genial. En seguida nos vemos. -Y su voz desapareció.
-¡Espera! ¡Ellie! -Gritó, esperó una respuesta pero sólo obtuvo silencio. Dejó caer la mano y miró a su amigo.- Tenemos que ir a por ella.
Aquella extraña llamada de G-Host la había inquietado, aunque no pudo escuchar el mensaje entero por unas extrañas interferencias, había conseguido rescatar a Kevin. Y ella estaba cerca de salvar a Steve. Pronto volverían a casa sanos y salvos.
Avanzó por el pasillo, con cautela, tratando de no hacer ruido. Al final de aquel pasillo sin salida, la puerta con el número 6 se alzó ante sus ojos. La chica esbozó una gran sonrisa y corrió hacia ella, obviamente, seguida del gato. Al llegar, su mano agarró el pomo sin pensar en que pudiera estar cerrada. Sería lo más obvio, nadie en un complejo como aquel se dejaría la puerta de una celda abierta. Sin embargo, cuando lo giró, ésta cedió. Extrañada, la abrió lentamente, asomando primero la cabeza. La sala era amplia, con un montón de aparatos, máquinas y un par de camillas blancas a ambos lados. Al final, pegado a la pared del fondo, había un tanque con el cuerpo de su marido sumergido. Sin pensar, Ellie echó a correr y apoyó la mano en el cristal nada más estar frente a él.
-Oh, Steve... ¿me oyes?
-Claro que te oye. -Dijo una voz a espaldas de la chica. Ellie se giró, sobresaltada, y apuntó con el arma a la persona que había aparecido. Era una mujer alta y esbelta, con el cabello rubio recogido en una coleta. Poseía unas facciones hermosas, un rostro dulce y aniñado, adornado con un par de ojos color cielo. Su belleza era evidente. La muchacha se había quedado sin habla al contemplarla.- Puede oír todo lo que ocurre en esta habitación. -La mujer, que había cerrado la puerta, se fue acercando lentamente. Vestía un conjunto de americana y falda muy elegante y formal, además de unos ruidosos zapatos de tacón negros.- ¿Ocurre algo? ¿Te ha comido la lengua el gato? -La mujer se quedó quieta y abrió los brazos.- ¿No vas a dar un abrazo a tu madre?
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