Reseña #59: La Casa de Cadenas ; 7/10

Las ganas que tenía de leer y, sobre todo, comentar esta novela eran enormes. La verdad es que la saga me está encantando y creo que merece muchísimo la pena. Si todas las novelas mantienen el listón o, incluso, lo superan, se acabará convirtiendo en una de mis sagas tops. Pero, en lo que se refiere a esta novela, me gustó, pero no llegó a entusiasmarme tanto como las tres anteriores. 

Sinceramente, creo que la novela tiene muchos puntos a su favor. La verdad es que, como ya venimos de las experiencias anteriores, ya nos hemos hecho a la forma de escritura de este autor, a sus descripciones minuciosas, a sus escenas crudas y a la enorme cantidad de personajes y escenarios que se nos presentan. No estoy diciendo que en las anteriores novelas esto no se disfrute tanto como ahora, pero es más llamativo, ya que de primeras puede resultar un poco agobiante. 

El argumento es, sin duda, el mayor pro que podemos encontrarnos. La Casa de Cadenas es una novela que unifica las líneas argumentales que se nos presentaron en el primer libro (Los Jardines de la Luna) y que continuó en el tercero (Memorias de Hielo) con la línea de la segunda parte (Las Puertas de la Casa de la Muerte). ¡Además! La tercera línea temporal que se nos abre ahora y que es nueva e interesante se nos une a ellas, creando así una historia muy compleja, muy detallada y muy interesante, en la que no podremos perdernos ni una palabra porque todo lo que nos cuenta es de vital importancia. La gran cantidad de personajes, de términos, de dioses, de todo... confluye ahora y crea una historia tremendamente trabajada y nos prepara para los siguientes seis volúmenes, donde se desarrollará, complicará y finalizará. 

Como se nos abre ahora otra línea temporal, tenemos también ¡muchos más personajes! A ver, no tantos, pero unos cuantos sí. Uno de ellos que me llamó mucho la atención y que, sin duda, dará mucho juego en el futuro es Karsa Orlong, un hombre teblor de fuerza sobrehumana y personalidad irritable que, literalmente, se pasa la mitad del libro acuchillando a gente. Al principio he de decir que le aborrecí, su actitud era muy chulesca y siempre tenía que ser el mejor en todo, pero, en esta misma novela, y como él mismo admite, ¡cambia radicalmente! Es cierto que sigue siendo un poco chulo, pero su actitud pasa de ser el típico tío egocéntrico a un personaje complejo y consciente de sus habilidades. Sinceramente, esta evolución tan impresionante en una misma novela ha aumentado mis ganas de verlo en los próximos volúmenes porque, si es capaz de cambiar tanto en un solo tomo, ¿cómo acabará siendo en el décimo libro? Y, si hablamos de personajes, no debemos olvidar que nos reencontramos con otros que no vemos desde la segunda parte y que, por mi parte, me hacen demasiado feliz: Icarium, Mappo, Kalam, Azafrán, Apsalar... La verdad es que te sientes muy bien cada vez que aparecen ellos, al menos yo me siento así, porque les cogí tal cariño que no puedo evitar emocionarme al reencontrarme con ellos. 

Y, ¿os acordáis que os comenté que en la primera novela los saltos temporales te liaban un montón? Bueno, aquí también tenemos, pero se les ve venir y, lo mejor de todo, es que diferencias a la perfección cuándo está en el pasado y cuando en el presente. Además, gracias a este salto temporal comprendemos cosas que nos contaron en los volúmenes anteriores, por lo que tú, en tu cabeza, vas hilando la historia, los personajes y los momentos. Y esa sensación de satisfacción cuando ves cómo el autor ha construido un universo y una historia tan increíble es maravillosa. Sinceramente por gente como Steven Erikson me gustaría ser escritora, ¡menuda cabeza tiene el tío!