Y.U.R.G.S. -P. 23-
A pesar de todo el ruido que había en aquella taberna, el grito de Asch acalló todas las voces y la presencia de los cuatro herederos no pasó desapercibida para los ojos de todos los mercenarios y ladrones que allí había.
-Vaya, vaya, vaya. Mirad que regalito nos ha traído nuestra pequeña. -Habló un hombre grande, vestido con ropajes sucios y viejos, con dos grandes hachas a la espalda.
-No soy tu amiga -Respondió la niña con total tranquilidad mientras bebía de su jarra.
El hombre ignoró las palabras de la chica y se levantó de su asiento. Su rostro se componía de facciones duras, llevaba el pelo rapado y una gran cicatriz le atravesaba la parte izquierda del rostro.
-Hacía mucho tiempo que la belleza no iluminaba este antro -Se oyó una queja del propietario que estaba tras la barra y al que nadie hizo caso. Aquel mercenario se fue acercando a la mesa de los príncipes, apoyó las manos sobre la madera y se fue inclinando hacia Shenia- Alegras la vista, el corazón... y otras partes del cuerpo que puedo comentarte en privado -El rostro de Asch se crispó de ira, su ceño se frunció y se levantó rápidamente de su asiento.
Aquel mercenario se echó hacia atrás y se llevó la mano a la nariz, soltando quejas y blasfemias, pues había recibido un puñetazo, pero este no había sido golpeado por Asch, ni por los otros dos muchachos. La princesa estaba de pie, con el rostro sereno pero una mirada dura en sus ojos, mientras se frotaba la mano dolorida.
-No soy una cortesana a la que puedas comprar para que pase la noche contigo, escoria, ni te acerques a mí.
-Vaya, vaya, vaya. Mirad que regalito nos ha traído nuestra pequeña. -Habló un hombre grande, vestido con ropajes sucios y viejos, con dos grandes hachas a la espalda.
-No soy tu amiga -Respondió la niña con total tranquilidad mientras bebía de su jarra.
El hombre ignoró las palabras de la chica y se levantó de su asiento. Su rostro se componía de facciones duras, llevaba el pelo rapado y una gran cicatriz le atravesaba la parte izquierda del rostro.
-Hacía mucho tiempo que la belleza no iluminaba este antro -Se oyó una queja del propietario que estaba tras la barra y al que nadie hizo caso. Aquel mercenario se fue acercando a la mesa de los príncipes, apoyó las manos sobre la madera y se fue inclinando hacia Shenia- Alegras la vista, el corazón... y otras partes del cuerpo que puedo comentarte en privado -El rostro de Asch se crispó de ira, su ceño se frunció y se levantó rápidamente de su asiento.
Aquel mercenario se echó hacia atrás y se llevó la mano a la nariz, soltando quejas y blasfemias, pues había recibido un puñetazo, pero este no había sido golpeado por Asch, ni por los otros dos muchachos. La princesa estaba de pie, con el rostro sereno pero una mirada dura en sus ojos, mientras se frotaba la mano dolorida.
-No soy una cortesana a la que puedas comprar para que pase la noche contigo, escoria, ni te acerques a mí.